Xavi Hernandez, el mejor centrocampista del mundo, asociado a un trato del balón elegante, sutil, exquisto y atractivo para el espectador
Queremos publicar en este blog, una pequeña historia que tiene al balón como principal protagonista. La herramienta fundamental para que un gran futbolista despliegue sus cualidades en el denominado deporte rey. He aqui la misma :
Mi cuerpo, señores, es completamente circular, al principio, estuve hecho de trapo, había que comprender que la situación social de antaño obligaba a no tener demasiados lujos ), después fui construido de plástico y mas tarde y de manera definitiva de cuero. He sido desde mi nacimiento, y durante cientos de generaciones el juguete preferido de los niños, que mantenían con vida sueños mas limpios y menos peligrosos, que los actuales. Sueños de llegar a convertirse en un gran jugador de fútbol, aunque fueron también muchos los que se quedaron a mitad de camino, y otros desgraciadamente, ni siquiera llegaron a recorrer ese cincuenta por ciento. Si , como ya indica el autor de mi relato, en el titulo del mismo, yo soy el balón, y esta puede ser parte de mi historia. Al inicio de mi existencia, mi cuerpo lo paso mal eran tiempos muy duros, absolutamente para todos y en la mayoría de las ocasiones era maltratado por esos futbolistas que comenzaban a escribir los primeros pasos de este maravilloso deporte. Pelotazos, por aquí y por allá, que me llevaban de un lado a otro del terreno de juego, en la mayoría de las ocasiones, cubierto de tierra y barro por las lluvias caídas. Campo de tierra, ese era mi particular “aliado” y compañero. Con el que en algún momento determinado, y en una pausa del partido, podía mantener una breve conversación, que bien podía ser algo así
-Hola balón
-Hola, querido campo de juego.
-¿ Cómo estas?
-Pues ya ves, aquí, pintado de líneas blancas y encharcado hasta las trancas de lluvia, además de dolorido por las pisadas de estos jugadores, ¿ y tu ?.
-Mírame, pateado por ventidos hombres, para alcanzar el objetivo de besar y acariciar la red de la portería rival.
-Cuidado, que ya viene a por ti
-Es cierto, seguimos jugando......
Mi particular historia, me lleva también a recordar los primeros años del fútbol español. Allí, donde leyendas como Pichichi o Ricardo Zamora empezaban a dejar huella de su clase. El fútbol era, o comenzaba a ser, uno de los acontecimientos sociales mas importantes de un país, que parecía estar totalmente descompasando en lo social y en lo económico. Y yo, querido lector, me sentía feliz, sencillamente, porque me había convertido en el protagonista principal, como puede convertirse el toro bravo, en la fiesta nacional. Después, llegó la Guerra Civil y ello provocó, que aunque los niños seguían disfrutando de mi presencia en su juegos, en plazas, calles, plazoletas o descampados, durante tres largos y dolorosos años, no pude “ vivir “ en los grandes estadios. Quiero contaros también, que pasado ese periodo bélico, mi cuerpo fue pateado por grandes delanteros, o bloqueado por excelentes guardametas, tanto a nivel nacional ,como mundial, y mi presencia, principalmente, en una treintena de años, en la década de los 40, 50 y 60, volvió a ser determinante, que empezaba a tener al fútbol, y por tanto a los jugadores que practicaban este deporte, como una forma de expansión mental. De diversión. De evasión de una sociedad, que ya me veía como una figura excepcional.Nombres tan legendarios, como absolutamente inolvidables, formaron parte de mis pequeñas historias aquellas, que podía vivir en cada sesión de entrenamiento , en cada partido, o tal vez, en cada descanso, allá en el vestuario, con las luces apagadas, para en mi memoria volver á oír las instrucciones del entrenador a sus jugadores. Como digo, nombres como Telmo Zarra, Gainza, Ramallet, Campanal, D, Stefano, Gento , Luis Suárez, Irureta o Luis Aragonés.Recuerdo, que el extraordinario Telmo Zarra, (d.e.p ) tras finalizar un partido en el legendario Estadio de San Mames, con victoria de su equipo, me dijo en una ocasión
-Querido balón, tu eres mi mejor compañero en el partido, el que trato de “acariciar “, con la mayor suavidad posible con la mente puesta en el gol.
Todos esos nombres dieron valía al objetivo con el que había nacido. Yo, desde mi humilde, y a la vez privilegiada posición, había mejorado. Mi amigo la tierra, había desaparecido, y ahora, esos campos de juego, al menos, en los mas grades estadios estaban “ vestido” de un césped maravilloso. Si el ser humano no puede hacerlo, un humilde balón tampoco, por lo que el paso inolvidable del tiempo, me llevó a la llamada década de los “ Ye- Ye “ vamos, la de los años 70 y ahí aparecieron otros nombres, otra generación balompédica, otros jugadores, que escribieron, como sus antecesores, leyendas inolvidables. Iribar, Velázquez, Cruyff, Cardeñosa o Esnaola. Viví también, en este hermoso país llamado España, un bellísimo mundial con el resultado ya conocido, en lo deportivo, para nuestro equipo. Luego, llegarían ,a una velocidad absolutamente galopante los años 80 y los 90. En esas décadas, mi protagonismo fue creciendo, incluso, compartiendo cartel con figuras mundiales como Luis Miguel Arconada, Emilio Butragueño o Julen Guerrero, protagonicé varios anuncios publicitarios. Y así fue transcurriendo el tiempo hasta la recta final de la primera década del siglo XXI, ahí apareció una generación de jugadores, o mejor dicho, una selección nacional, que a pasado a ser, hasta el momento, la mejor que me trató. La mejor que me acarició. Un equipo, que en muchos partidos y en muchas noches inolvidables, como aquella en Viena un mes de Junio del 2008, en la que para cerrar el hermoso vals que fabricaron, junto conmigo, esos jugadores, bese con enorme orgullo la red de la portería alemana. Un beso futbolístico, entre mi cuerpo y esa red, que no solo me llevo a mi, al éxtasis o al orgasmo futbolístico, sino a todo un pías que esperaba, como agua de mayo, esa alegría.
..... Bien, y aquí estoy, cerrando lentamente mis ojos, para ir bajando el telón de mi historia , aunque antes de ello, interrogo al que ha escrito estas líneas
-¿ Acaso, mi historia no es mas larga?.¿ Acaso, no tengo mas cosas que contar?
-Si , - me responde el “ escultor de estas palabras “ , pero, probablemente, puedan dar para otra historia, de momento, creo que es suficiente.
- Y yo, el balón, obediente siempre con mi circular cuerpo, acepto la respuesta y cierro mis ojos, para dormir en cualquier almacén de un estadio futbolístico y deciros, que esta es parte de mi historia.
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